¿Ha regresado el voto clasista y de fuerte anclaje demográfico, como el que sostuvo al gobierno de Juan Domingo Perón?
¿Existe hoy en nuestro país un voto gorila?
Las preguntas son lógicas; la respuesta debe ser contundente: La historia no se repite.
Es indudable que la existencia de un voto antagónico que deja a la Argentina sin tonos grises implica un múltiple desafío, la construcción de una Argentina moderna, industrializada, pujante; un sistema de partidos políticos sano, fuerte y lozano, que garantice al mismo tiempo institucionalidad y gobernabilidad; una oposición que encuentre su rol y sustento ideológico, incluso más allá de las apetencias personales; y por sobre todas las cosas un nuevo gobierno que asuma que tiene la responsabilidad de gobernar para todos los Argentinos, sin exclusiones de ninguna especie.-

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